viernes, diciembre 28, 2007

Homenaje a Clemente, el hijo menor de nuestro compañero Cristián Warnken, muerto en un accidente la noche de Navidad

Despedida de Clemente


Por su padre Cristián Warnken

Llora por ti tu jardín, que siempre insistías en llamar "mi jardín". Llora el intruso gato blanco y negro, que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo. Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza. Llora la plaza de Almirante Acevedo, alrededor de la cual corrías una y otra vez, como un Forrest Gump de tres años. Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad y por los que te lanzabas con gozo. Llora la montaña del camino de La Pirámide, destrozada por la construcción de autopistas y a la que decías "pobre montaña". Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina", "mi Karencita hermosa", piropero precoz.

Lloran las fuentes de agua, ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua, el agua que te asombró más que nada en el mundo, el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa, que abrías sin cesar, el agua del mar, oh, tu locura por el agua, Clemente, toda el agua del mundo llora por ti, y mana en nuestras lágrimas.

Lloran por ti Whinnie the Poo y Tigret y Christopher Robbin, y todos sus amigos, porque en sus libros de aventuras te sentías en familia. Tú eras como Whinnie the Poo, tierno, goloso, amical. Llora por ti tu chupete gastado y fiel, que intentamos vanamente botar tantas veces y que ahora te espera sobre la almohada vacía. Lloran por ti las esculturas del Parque de las Esculturas de Pedro de Valdivia, donde fuimos el día antes de tu partida, a correr, a subir al olmo gigante; llora por ti la escultura del ángel sin cabeza que miraste extrañado, llora por ti la librería Ulises, donde estuvimos esa misma tarde y donde hojeaste libros sobre un sillón de cuero. Llora por ti el libro de "Willie, el oso", que te regaló esa tarde Benjamín, el librero, y que no alcancé a leerte.

Llora la escalera de madera de nuestra casa, que bajaste todas las mañanas de tus días. Llora el espejo del baño hacia el cual te empinabas para mirarte, como si fuera extraño tu propio rostro, oh, hermoso, demasiado hermoso para durar aquí, al otro lado del reflejo. Llora la canción "Cangrejito" del grupo Zapallo, que bailaste tantas veces y querías volver a escuchar, pero que se perdió en algun rincón de nuestro bello desorden. Llorará la lluvia en invierno cuando no te encuentre debajo del panel de vidrio, mirándola gota a gota. Lloran los caballos del Club de Polo que siempre venías a espiar. Lloran los cuadros de Santos Guerra que cuelgan de nuestras murallas, y el pueblo de cuento y sus personajes a los que saludábamos como si fueran reales, el hombre del paraguas verde, tus amigos al otro lado del sueño. Llora la playa de Wailandia, donde corrimos mojándonos los pies con las olas, qué fiesta, qué gritos, qué risa. Lloran las gaviotas que pasaban por ahí, llora el restaurant Caleuche, donde fuimos a ver la puesta de sol con Angélica y Laura, llora el rayo verde que nunca se hizo ver. Llora el Estadio Santa Rosa de Las Condes, donde apenas empezabas a ir a clases de fútbol, estadio que desaparecerá, como desaparece todo y todos, porque somos un duelo sin fin. Llora el Parque Forestal donde naciste, llora la calle Ismael Valdés Vergara. Lloran los taxis en los que te gustaba que te llevara en las mañanas a tu jardín. Lloran los tres cojines que tú mismo instalabas obsesivo, hasta que quedaran perfectos (y tu decías "perfecto"), adonde posabas tu cabecita llena de rulos para tomarte tu mamadera. Todos lloran, también tu piscina amada, que te vio, dichoso, nadar, ¡cómo llora desconsolada! Lloran las cosas que tocaste, los lugares donde anduviste, y lloramos nosotros, ya sin lágrimas.

Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír, mientras todos lloran sin consuelo? ¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro?

sábado, diciembre 08, 2007

Minicuentistas de la Autónoma reciben su Diploma de manos de los escritores de Letras de Chile

El panel al inicio de la lectura de cuentos, se observa a Catalina Álvarez, Karina González, una cabecita desconocida.... y Marta Isla.

Nathalie Naranjo en su presentación.

La escritora Gabriela Aguilera y el escritor Diego Muñoz Valenzuela.

Paula Sánchez en plena lectura.

Fabiola Salinas leyendo su cuento.

Javiera Contreras en la tribuna del Auditorium de la Autónoma.

Catalina Álvarez lee su minicuento al público.

Rosel Castillo lee su cuento.

Claribel Collao entre el público.

Lectura de Romina Fuentes.

Roxana Herrera durante la lectura de su cuento.

Lectura de Carolina Zamora.

Público asistente a la lectura de minicuentos en el Auditorium de la Universidad Autónoma.

Karina González, durante la lectura de su cuento.

Los escritores Diego Muñoz Valenzuela, Gabriela Aguilera conversan con el profesor y escritor, Julio César Ibarra, acerca de la experiencia de ser tutores del Taller de Minificción para las alumnas de primer año de Pedagogía Básica de la Universidad Autónoma.

Carolina Ortiz y Gabriela Aguilera.

Nathalie Naranjo y Gabriel Aguilera.

Marta Isla y Gabriela Aguilera.

Paula Sánchez y Gabriela Aguilera.

Karina González y Gabriela Aguilera.

Valeska Calderón y Gabriela Aguilera.

Denis Ibáñez y Diego Muñoz Valenzuela.

Aracely Castro y Diego Muñoz Valenzuela.

Daniela Vergara y Diego Muñoz Valenzuela.

Estefanía Díaz y Diego Muñoz Valenzuela.

Myriam Sepúlveda y Diego Muñoz Valenzuela.

Catalina Aguilera y Diego Muñoz Valenzuela.

Daniela Sepúlveda y Diego Muñoz Valenzuela.

Roxana Herrera y Diego Muñoz Valenzuela.


Sindy Ramírez reciber su Diploma de manos de Diego Muñoz Valenzuela.

jueves, diciembre 06, 2007

Escritoras de minicuentos de la Autónoma

Carolina Ortiz

Javiera Contreras

Roxana Herrera

Sindy Ramírez

Carolina Zamora

Catalina Álvarez

Fabiola Salinas

Karina González

María José Díaz

Nathalie Naranjo

Paula Sánchez

Romina Fuentes

Rosel Castillo

LECTURA DE MINICUENTOS EN LA AUTÓNOMA

El jueves 06 de diciembre, en el Auditorium de la Universidad Autónoma, se realizará una lectura de minicuentos, a cargo de las alumnas de primer año de Pedagogía Básica. Las estudiantes fueron acompañadas en su proceso de creación por los escritores de la Corporación Letras de Chile, Gabriela Aguilera, Max Valdés y Diego Muñoz Valenzuela, con la participación especial del escritor de Letras de Chile y profesor de la Autónoma, Julio César Ibarra.

lunes, diciembre 03, 2007

Tenemos tanto que contar: cierre 2007

El Taller de Cuentacuentos Tenemos tanto que contar...

Juanita Avendaño

María Pasmiño

José Andrade


Flor Patricia Vogel

Lucía Retamal

Alicia Hernández

Gladys Rueda

Juan Atenas

Iris Troncoso


Elías Vega saluda a los miembros del taller a nombre del CEAM, La Pintana; Hogar de Cristo.

Fin de fiesta

El viernes 30 de noviembre se dio término a la primera etapa del Taller Tenemos Tanto que Contar, actividad realizada en conjunto por la Corporación Letras de Chile y el Centro de Encuentro del Adulto Mayor, de la Fundación Hogar de Cristo de La Pintana.

El evento resultó en una actividad en donde tanto los monitores del taller, los escritores Martín Faunes y Julio César Ibarra, como los integrantes del taller se rieron, hicieron discursos, y se agasajaron mutuamente con gestor de amor y fraternidad.