¿Qué pasa cuando dejas de creer? -da lo mismo en qué- y ya no te aferras a lo que tanto defendiste, primero ante ti, después -y no menos importante- ante los demás. Esta vez estamos hablando de lo contario, de “cuando se está dispuesto a morir por lo que se cree” como señala el Profesor Gastón Soublette en el potente prólogo a “La Montaña”, texto testimonial de Julio-César Ibarra.
El libro se sitúa (en lo medular) en el Chile universitario de la década de 1980, específicamente en el Campus Oriente de la Universidad Católica en Santiago, donde se concentraba el área humanística.
Eran días de dictadura con rectores delegados, en este caso el vicealmirante de la Armada (r) Jorge Swett Madge (1973-1984). Aún así, el movimiento estudiantil del Campus logró democratizar los centros de alumnos, y emprender acciones como tomas de los recintos, manifestaciones culturales, defensa de compañeros detenidos, entre otras. En 1984, la respuesta de las autoridades fue la expulsión de alumnos. Ibarra, -entonces estudiante de castellano-, fue testigo privilegiado (si se puede hablar “privilegios” en estas situaciones). En todo caso, ya venía constreñido hacía tiempo por los moldes tradicionales de ideologías, creencias y organizaciones, lo que lo alentó -años antes- a fundar el “Partido Mágico del Pueblo”, instancia que daba su batalla por medio de acciones de arte.
Cruzados por las divisiones ideológicas y tácticas de distintos grupos del estudiantado, seis alumnos inician los primeros días de julio, en una parroquia de Lo Hermida, una huelga de hambre exigiendo el reintegro de sus veintitrés compañeros expulsados y la renuncia del rector delegado. Cuatro de ellos, -incluido el autor del libro- completaron en la Posta Central los 38 días de protesta. Estos sucesos tuvieron amplia cobertura de prensa.
Ibarra nos relata lo acontecido, y va más allá. Nos da su visión y nos transmite su desazón respecto de ideologías, partidos políticos, iglesia, religión, Dios y las personas (éstas últimas, en tanto, entes individuales). Nos lleva (y lo seguimos) por su búsqueda constante de la verdad y la igualdad entre los hombres, guiado por el amor; su ciego apego a la vida y su limpia conciencia. Nuestro autor logra percibir y transmitir un dejo de humanidad en medio de tanta barbarie, y así somos testigos de su tránsito desde sus agitados días de estudiante a su madurez profesional actual (el “itinerario ascendente” de Ibarra al que alude Soublette en el prólogo, en referencia al título de “La Montaña”).
“La Montaña” es un texto poético libre (no podía ser de otra manera tratándose de Ibarra). Ocupa diversas formas literarias donde el hablante lírico se puede escuchar desde distintas voces. En sus páginas encontramos poesía, prosa testimonial, prosa periodística, además de imágenes y documentos a modo de “artefactos”.
En 2011 Ibarra publicó “A la Sombra de la Montaña”, que, según nos contó telefónicamente, está íntegramente contenido en “La Montaña”. De este último, el mismo año señalaba: “En su momento no lo quise publicar porque no hubo interés en publicarlo. Es un relato muy personal, muy íntimo”. No obstante, algunos fragmentos los fue subiendo al blog Ciberokupa.cl (lanacion.cl/2011/05/27/la-montana-mas-alta-del-creador-del-partido-magico-del-pueblo/).
Debieron pasar ocho años para que “La Montaña” saliera de imprenta (o para que Ibarra llegara a su cima). Casi una década para conocer todo lo que nos tenía reservado este escritor: su historia, su vida, su lírica, y su magia de poeta amable hacia quienes preferimos entender la poesía, más que improvisar acrobacias intelectuales en torno a ella.
Julio-César Ibarra nació en Santiago de Chile, en 1957. Es Profesor de Castellano, Consultor educacional, Escritor, Cronista y Poeta.
* “La Montaña (epopeya de autor)”, Julio-César Ibarra, -1ª. ed.- Santiago de Chile. Ceibo Ediciones, 2019, 256 pgs. Diseño y edición: Eugenia Prado Bassi.